Los países ricos en minerales están promoviendo cada vez más requisitos de contenido local en sus marcos normativos y jurídicos, en particular para crear más puestos de trabajo mejor remunerados, promover cadenas de proveedores locales y la transferencia de conocimientos, habilidades y tecnologías. A corto plazo, esta es una táctica para generar beneficios a las comunidades con las actividades de la cadena de valor de las minas. A largo plazo, se trata de una cuestión de supervivencia: los países que dependen de la minería deben transformar y diversificar sus economías, alcanzar niveles de vida más altos, reducir la pobreza, gestionar las expectativas de una población cada vez más informada y dejar un legado decente a las generaciones futuras. Necesitan hacer todo esto teniendo en cuenta que los recursos naturales no son renovables y se agotan. Por lo tanto, las competencias, adquiridas a través de políticas de contenido local (PCL) eficaces son un trampolín necesario para establecer vínculos más amplios.
Uno de los principales prerrequisitos para que las políticas de contenido local (PCL) sean efectivas es la disponibilidad, en la comunidad, de las habilidades y capacidades requeridas para satisfacer las demandas de la industria a lo largo del ciclo de vida de una mina. También es crucial la capacidad de desarrollar nuevos conjuntos de competencias y adaptar los existentes para responder rápidamente a los cambios tecnológicos. Estudios recientes han confirmado el probable impacto de las nuevas tecnologías en los requerimientos de los puestos de trabajo, destacando cómo, en el sector minero, se necesitarán nuevas competencias no sólo para las nuevas ocupaciones, sino también para las ya existentes, ya que es muy probable que los puestos de trabajo operativos actuales tengan que adaptarse a la automatización.
1. Empleo
La industria minera ofrece pocas oportunidades de empleo directo. Sin embargo, el trabajo sigue siendo un importante objetivo “político”, tanto para los gobiernos anfitriones como para las empresas mineras. Para el gobierno, esto se relaciona con la satisfacción de las expectativas de la gente con respecto a los beneficios económicos derivados de las actividades mineras. Para las empresas, se trata de obtener y mantener una licencia social para operar.
La PCL típicas y destinadas a cumplir los objetivos de empleo adoptan la forma de: i) objetivos explícitos obligatorios y vinculantes para que las empresas contraten personal local en funciones específicas, como es el caso de Ghana o Sudáfrica; ii) presentación obligatoria de planes de contratación y sucesión para la sustitución de la mano de obra extranjera por mano de obra local, las funciones y responsabilidades específicas de esta última, así como planes para la formación del personal local, incluso mediante el apoyo para la creación de servicios de formación, como se exige en Tanzania, Ghana y Zambia; y iii) limitaciones a la entrada de trabajadores extranjeros mediante restricciones de visado. En algunos casos, se pueden ofrecer incentivos fiscales para recompensar a las empresas mineras por la capacitación, como se observa en Papua Nueva Guinea. También se puede proporcionar apoyo financiero directo para la formación del personal local y fomentar las asociaciones entre los gobiernos y las empresas mineras, como se ha visto en el caso de Canadá con sus Naciones Originarias (First Nations).
Con las PCL actuales se hace énfasis en el trabajo directo. Sin embargo, aunque en la mayoría de los reglamentos se menciona explícitamente la formación y el desarrollo de las habilidades, no es tan claro cómo se ejecuta y supervisa, ni en qué medida la política está vinculada a las necesidades generales de la industria y a la estrategia nacional de desarrollo de las habilidades.
Si bien los puestos de trabajo son importantes, es necesario hacer mayor énfasis en proporcionar a la mano de obra las competencias necesarias para satisfacer la demanda dinámica de la industria. Para hacer frente a esta situación, es necesario abordar un reto estructural fundamental. Los gobiernos rara vez tienen una comprensión global de las necesidades de la industria, incluidos los planes futuros de ésta, o una buena comprensión de las carencias de cualificaciones de la mano de obra. Por lo tanto, se necesitan alianzas sólidas entre los gobiernos, la industria y las instituciones de formación, por ejemplo, Australia.
Muchas de las barreras que impiden a los trabajadores locales aprovechar las oportunidades de empleo en las minas siguen sin resolverse. Por ejemplo, siguen existiendo importantes carencias en las competencias técnicas y científicas (es decir, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas- STEM), en la capacidad de resolución de problemas, fundamentales para las industrias del mañana. También se deben fomentar habilidades blandas y prácticas, como la creatividad y el pensamiento crítico. Es importante destacar que los programas educativos de las escuelas secundarias y postsecundarias, las escuelas técnicas y los programas universitarios deben estar en sintonía con las competencias y habilidades futuras requeridas por la industria minera, para preparar adecuadamente a la fuerza laboral para los trabajos de alta productividad y tecnología.
2. Desarrollo de la cadena de suministro
Las habilidades requeridas en las PCL rara vez se centran en la cadena de suministro: el objetivo suele ser el trabajo en la industria minera. Por el lado de la oferta, algunos programas de capacitación se centran en el apoyo práctico a las empresas para cumplir con los requisitos técnicos, de seguridad y de salud de salud y en el apoyo administrativo para acceder a los mercados de adquisiciones. Pero eso es insuficiente.
Sin embargo, la ampliación de las capacidades de los proveedores locales es fundamental. En Chile, Perú, Brasil y, más recientemente, en Ghana, existen buenas prácticas sobre formas innovadoras de estimular a las cadenas de suministro, a través del establecimiento de programas de proveedores locales. Estos programas, a menudo liderados por la industria, han logrado crear proveedores mineros competitivos, especialmente gracias a iniciativas hechas a medida para mejorar las capacidades de los proveedores locales, fomentar la innovación y el espíritu empresarial.
Para ayudar a los proveedores locales a ascender en la cadena de valor es fundamental proporcionarles un entorno en el que puedan desarrollar ideas y tengan acceso a conocimientos, tecnología e instalaciones que les permita fomentar la innovación. Por lo tanto, las PCL deberían ofrecer más incentivos para fomentar las asociaciones con y entre empresas, centros de excelencia a fin de facilitar la creación de conocimiento e innovación y de clusters de innovación para dar acceso a los proveedores de las tecnologías más avanzadas para responder a los futuros retos y necesidades de la industria. Este es el caso de la mayoría de los países ricos que aplican una adecuada Gestión Estratégica Minera, como Canadá.
3. Habilidades en el sector minero para el futuro
Existe una clara desconexión entre el pensamiento de la industria minera sobre sus escenarios futuros y la forma en que los gobiernos están diseñando sus PLC. De hecho, hay poco pensamiento estratégico en los círculos políticos sobre cómo manejar las alteraciones en los mercados laborales y cómo equipar a la fuerza laboral local con las habilidades y el conocimiento para competir en un mundo donde la industria minera será impulsada por la innovación: tecnologías avanzadas e inteligencia artificial.
Está claro que la futura fuerza laboral en una mina impulsada por tecnologías avanzadas requerirá conjuntos de habilidades diferentes y con mayor nivel de educación. No desaparecerán totalmente todos los puestos de trabajo en la minería. Su número disminuirá, pero lo que es más importante, su naturaleza cambiará.
La industria se enfrentará a un doble reto: i) ganar la carrera hacia la productividad y la flexibilidad, manteniendo al mismo tiempo un poder de negociación con las comunidades locales, y ii) seguir empleando a la población local con las cualificaciones necesarias. Los gobiernos tendrán que seguir gestionando las expectativas relativas a los puestos de trabajo en el sector minero y adaptar sus mercados laborales para satisfacer la demanda cambiante. Éstas tendrán que servir de base para el diseño de las PCL, de cara al futuro.
Por último, las PCL deberían insistir de manera particular en la naturaleza transferible de los conjuntos de habilidades: la minería tiene que ser capaz de nutrir las habilidades de otros sectores económicos y comprometerse en el ofrecimiento de incentivos para fomentar las asociaciones entre las empresas mineras y otras industrias, con la finalidad de efectuar el reciclaje y la reconversión de la mano de obra en un esfuerzo por facilitar la transición entre las actividades económicas.
Texto adaptado de: unctad.org
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