Y una vez jubiladas muchas de ellas van desguace, pero también algunas se han recuperado.
Aunque inicialmente las carreteras se ejecutaban con macadam, que no era más que una capa granular compuesta por áridos gruesos que se machacaban en el mismo lugar.
Una vez extendida se compactaba con apisonadoras, si había, nada que ver con las modernas compactadoras con vibración. Después se recebaba con árido fino no plástico, arena limpia.
Un firme apto para la clase de tráfico que entonces existía.
Esto no solo se realizaba en el caso de la construcción de nuevas carreteras, sino también en la reparaciones de desperfectos localizados.
Esta máquinas apisonadoras eran el emblema de las cuadrillas de peones camineros y muchas veces posaban junto a ellas con orgullo.
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| (Lorca. Años 20) |
Muchas de estas apisonadoras se han recuperado y podemos verlas en parques de conservación, adornando glorietas y otros lugares tan sorprendentes como pueden ser parques públicos.
No pretende ser esta entrada una recopilación e inventario de todas las máquinas que se han recuperado en Extremadura, aunque hablaremos de algunas de ellas.
Instalada el 25 de marzo de 1987 cuando el parque ya lo gestionaba la Junta de Extremadura.
Siempre quise recuperar maquinaria antigua, pero curiosamente ya no teníamos en nuestros parques.
Únicamente teníamos una antigua compactadora en el parque de Coria que presentaba el siguiente aspecto en septiembre de 2009.
Nos planteamos recuperarla y colocarla en la obra de la autovía EX-A1, del Norte de Extremadura, en el tramo entre Plasencia y Galisteo.
Después del chorreado y la capa de minio correspondiente, en febrero de 2010, su aspecto ya había mejorado.
El 11 de junio de 2010 la colocamos en la obra, en un pedestal de tierras y escollera preparado previamente. La pintamos con el amarillo de obras públicas que tenía originalmente.
Y ahí sigue, en un sitio bien visible desde la autovía, aunque no creo que muchos viajeros se percaten de ella.
Otra máquina recuperada está en el parque de conservación de la Junta de Extremadura en Cáceres.
Fue donada por Construcciones Hijos de González Merás, S. A. en 1999.
Y cuando la máquina está recién pintada luce tal que así:
Aunque de vez en cuando hay que hacer retoques porque los grafiteros, en realidad los vándalos del spray, la tienen como objetivo preferente.
De todas formas, seguía en mi intención de recuperar máquinas y ponerla en alguna obra donde se pudiera colocar. No todas las obras nos permiten esto.
Cuando abordamos la obra de la duplicación de calzada de la EX-370, en el tramo entre la A-66 y Plasencia, disponíamos de una gran glorieta en la intersección con la N-630.
Lugar muy pintiparado para plantearnos el colocar alguna maquinaria antigua. El problema era que no teníamos en los parques, así que preguntamos a la empresas extremeñas de obras públicas por si tenían maquinaria abandonada en sus parques.
De las que encontramos, ejemplares ciertamente imponentes, no podíamos disponer de ellas por razones que no vienen al caso.
Pero sí había una disponible en un lugar recóndito y abandonado de un parque de maquinaria.
Era una apisonadora, el mismo modelo que la de Talayuela, en la que la corrosión fue haciendo estragos.
Elegida la máquina, había que prepararla y diseñar el lugar donde colocarla, la glorieta entre la EX-370 y la N-630.
El primer paso fue trasladarla al taller para prepararla.
Llegó en un estado francamente lamentable.
Una cosa curiosa en la que nos fijamos y que determinó su acabado final es que en algún momento de su vida en servicio fue verde.
Así que decidimos que fuera verde en su chasis y pintar de rojo oscuro los tambores de compactación. Un toque de originalidad.
Una vez chorreada con arena y eliminada la pintura, la máquina iba adquiriendo mejor pinta.
Y después de un generoso tratamiento de minio, la máquina estaba preparada para recibir los colores que habíamos decidido.
Una vez pintada, colocados nuevos catadióptricos, relojes en el salpicadero, retapizado el sillón del conductor, la máquina lucía con sus mejores galas.
Mientras, en la glorieta preparamos el pedestal donde iría colocada, al que añadimos un hito de Pardo como acompañante.
Antes de todo comprobamos que la máquina no se convirtiera en un peligro para cualquier coche que pudiera invadir la glorieta.
En principio, replanteado el pedestal dentro de la glorieta comprobamos que era mucho más pequeña de lo que nos habíamos imaginado, lo cual nos animó todavía más a colocarla.
Después, colocamos el pedestal orientado de tal forma que caso de que un coche invadiera la glorieta, y pudiera llegar hasta ella, no la alcanzara frontalmente.
Y curiosamente se dio la casualidad de que orientándola según los puntos cardinales conseguíamos el efecto deseado.
En la siguiente vista cenital se puede ver la glorieta en construcción y las aceras amarillas de hormigón impreso de acceso al pedestal según los puntos cardinales.
Ya lo sabéis para cuando la veáis en el Google Earth. La apisonadora tiene orientación norte-sur.
| (Foto: Google Earth) |
A final la máquina preparada ya en su sitio presentaba el siguiente aspecto.
Tiempo después le pusimos una placa en recuerdo de quién cedió la máquina, el empresario Sebastián Sevilla Nevado.
Por último, si quieres ver la máquina en su sitio definitivo lo puedes hacer en el siguiente vídeo que realizamos al final de la obra en el que se puede apreciar la glorieta completamente terminada.
¿Otras máquinas en futuras obras serían posibles?
En primer lugar que la obra pudiera prestarse a ello y después habría que ver si hay otras máquinas disponibles.
Aunque para esto segundo parece que haberlas, haylas.
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